Desfile a lo grande


Guillermo G. BENITO

Alrededor de ochenta grandes
muñecos de tela y cartón piedra participaron, ayer por la tarde, en el primer encuentro de gigantes y cabezudos de San Agustín. Reyes, brujas, soldados y personajes de dibujos animados como Popeye o la Pantera Rosa fueron algunos de los visitantes que, durante más de dos horas, pasearon por el centro de Avilés en la jornada inaugural de las fiestas patronales de la villa.


















Los monigotes, llegados desde Santander, León, Astorga y Avilés, confluyeron en la plaza del Ayuntamiento tras desfilar por las calles adyacentes: Rivero, La Ferrería, La Fruta y San Francisco. El ambiente festivo se palpaba desde minutos antes de la llegada de las figuras. Una banda de música acortaba la espera con pasodobles y composiciones populares.




Durante su recorrido por el casco histórico, los gigantes y los ca
bezudos animaban a los espectadores a participar en los bailes que efectuaban al ritmo de las distintas melodías que acompañaban cada desfile.


Por la calle Galiana bajaba un grupo de figuras capitaneadas por gaiteros y tamborileros, que aportaron el punto autóctono a la tarde. Mientras, por la calle La Ferrería aparecían un rey y una reina castellanos escoltados por un soldado del antiguo Imperio romano, de más de tres metros de altura y, por la calle La Fruta, asomaba un general francés con cara de pocos amigos.


La gran mayoría de los niños disfrutó entre globos de helio y barquillos de miel, elementos imprescindibles en cualquier festejo popular que se precie. Sin embargo, los más pequeños pedían a sus padres y abuelos ver el desfile desde la barrera: «¡Yo lo que quiero es irme!», gritaba entre sollozos un niño de no más de 5 años a su madre. No era el único, entre los pequeños que observaban con ilusión el desfile y los que se atrevían a bailar con los cabezudos, un buen número de críos ponían pucheros cuando las figuras se acercaban para jugar con ellos a pesar de los esfuerzos de sus acompañantes por hacerles notar el carácter bondadoso de los muñecos.



Una vez que todos los participantes llegaron a la plaza del Ayuntamiento, miembros de cada una de las delegaciones visitantes fueron recibidos en el Consistorio por representantes municipales. Mientras,
y ante la imposibilidad de acceder al edificio debido a su gran tamaño, los gigantes esperaban moviéndose con torpeza entre la multitud. Demasiada gente congregada en la plaza como pa dejar libertad de movimientos a los colosos.


















Una vez concluida la recepción, los gigantes y los cabezudos se volvieron a reunir para continuar con su peculiar ruta turística; difícil tarea, ya que continuamente eran requeridos por viandantes en busca de una foto con tan especiales y poco habituales visitantes.


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