Los comienzos... (2ª parte)

 

¿Cómo viviste todos los cambios que se hicieron en la playa de San Juan?

Es algo difícil de explicar. En verdad llevo muchos años alejado de San Juan. Después de los veranos que estuve trabajando de socorrista, donde vivíamos muy intensamente San Juan, tuve unos años donde acudía con frecuencia a la playa pero realmente lo que estaba pasando es que  iba perdiendo, poco a poco, mi relación sentimental con ella.

Equipo de Salvamento de la playa de San Juan (verano 1980)

Pero sobre todo, cuando rompí definitivamente mi vínculo con San Juan, fue cuando desapareció el parking con vistas a la mar y el Club de Mar… Creo que estas dos cosas estaban íntimamente relacionadas con la playa y con la forma de vivir que teníamos muchos asiduos de este lugar.

 

El Club de Mar y el Parking de la playa

Cuantas horas pasamos viendo el mar desde el parking: pasabas por San Juan y siempre sacabas un rato para ver el mar; había temporal y nos acercábamos al parking para ver la fuerza de las olas rompiendo contra el espigón. Cuantas puestas de sol vimos desde allí.

 

Cuantas horas pasábamos como lagartijas en la esquina del Club de Mar. Cuantas tardes de tertulias con todos los habituales de la playa. Y las cervecitas en la terraza viendo como surfeaba la peña.

Esto se junto con que me fui a vivir unos años a Oviedo y a Valencia. Poco a poco deje de ir a San Juan y me hice más habitual de Salinas. Durante los años que estuve en el Mediterráneo, siempre que me venía a Asturias, si me acercaba a la playa, era a Salinas pues podías ver el mar con más comodidad y porque tengo un piso donde suelo pasar los veranos.

Mural del bar actual de San Juan

Algo muy curioso es que en el bar actual de San Juan, hay un mural con fotos nuestras de cuando en teoría éramos los locales de la playa…. Muchas amistades me lo han comentado y hasta yo me fui especialmente a ver ese mural que tanto me comentaban… Y luego pienso que en realidad, en estos momentos, soy un extraño para los habituales de la playa. Que si un día entro a darme un baño probablemente la gente me mire con cara de extrañeza y piense por dentro que quien es este carrocilla que se ha metido al agua…. Pero esa es la realidad en mi caso. Soy un intruso que tuvo su momento Sanjuanero (o espartalero, pues a veces llamábamos a esta zona de la playa El Espartal) y que en la actualidad solo pisa esta playa para pasear o subir al mirador a ver cómo está el mar.

Eso no quita que tenga muchas ganas de volver a entrar en San Juan a coger olas y de disfrutar del buen rollo que tenéis los habituales de la playa.

 ¿Conociste el bar cactus?

 

Bar Ave (más tarde ... Bar Cactus)

El histórico Cactus de San Juan casi no lo conocí. Debí de estar en ese local un par de veces y mi recuerdo es muy vago. Por supuesto, sí que recuerdo al tío que llevaba el local, Pachi, y a su mujer pues cuando el Cactus pasó a la calle Rivero en Avilés era unos de los sitios que más me gustaba para salir de copas.

El poco recuerdo que tengo del garito de San Juan tiene que ver con su música, muy buena,  y con la ambientación que tenía el sitio, con luces tenues y ambiente rockero.

Siempre he tenido la idea de que Pachi controlaba mucho de música, y en muchos conciertos que se celebran por la zona es fácil de coincidir con él.

¿Has tenido alguna mala experiencia en el agua?

Siempre he sido una persona muy prudente y nunca he arriesgado mucho al meterme al agua en condiciones difíciles. Tampoco he sido muy viajero con lo que no he entrado en muchos sitios desconocidos para mí. Todo esto ha hecho que no tenga muchos recuerdos de situaciones o experiencias malas en el agua.

Cuando pienso en ello me suele venir a la cabeza un día de agosto en el pico que está en frente del edificio Miramar de Salinas. Comenzamos el baño con medio metro y a las dos horas rompían olas de más de dos metros. Era el típico día de finales de agosto de mareas muy vivas. El mar empezó a entrar a toda pastilla y nosotros lo vivimos en persona. Cuando ya estaba en el momento más fuerte, al coger una ola, me caí y de la fuerza que tenía me arranco el tapón del invento de cuajo…. No es algo que me asustase pues me defiendo muy bien nadando y como no paraban de romper las olas encima de mí, comencé a bucear para pasarlas por debajo y así intentar evitar que me dieran muchos revolcones… El problema fue que aquello no tenía fin y poco a poco comencé a cansarme de tanto subir y bajar para pasar todas aquellas olas que tenían tanta fuerza. Tan continuo fue aquello que empecé a sentirme agotado y a perder el sentido de donde estaba realmente la orilla. Poco a poco comencé a darme por vencido y a entregarme a que la mar hiciera lo que quisiera conmigo. Era una sensación muy extraña. No me puse con ansiedad en esos momentos. Aceptaba que la mar me tratara como un trapo y todo eso sabiendo que me podía quedar ahí mismo. Realmente no me sentía mal con lo que me estaba ocurriendo. Al final, dejé de luchar contra las olas y me resigné a que el mar hiciera lo que quisiera conmigo. Lo bueno fue que las mismas olas me fueron sacando hacia la orilla y de repente me di cuenta que hacia pie. Entonces volví a ser consciente de donde estaba la orilla de la playa. Fue como despertar de un sueño profundo, como si volviera de nuevo a la realidad, como si volviera abrir un grifo que había cerrado por unos minutos.

Me acuerdo que a los pocos día  me quedé muy impresionado por un documental que vi en la tele de unos tíos que se dedicaban a bajar ríos de aguas bravas. En ese documental contaban la historia de un americano que tuvo la mala suerte de volcar en un rápido y de quedarse estampado contra unas rocas en el fondo por una contracorriente muy fuerte. Este personaje comentaba como había luchado por salir de su piragua y la desesperación que pasó en esos momentos. Gracias al destino y a la fuerza que estaba haciendo consiguió romper la piragua y salirse de ella… Pero la cosa no finalizó ahí, era un rio que estaba clasificado con la máxima puntuación de peligrosidad. Con esa puntuación máxima se consideraba que si te caías al agua tenías muy pocas posibilidades de salir con vida por la fuerza de las aguas, y por supuesto, imposible de ser socorrido por nadie… Así que este personaje se encontró río abajo dejándose llevar por la fuerza del río y intentando sobrevivir a todo tipo de rápidos, sifones y rocas que se encontraba en el camino…. Sus compañeros intentaban ayudarle, pero ya tenían bastante con librarse de caer ellos mismos al agua. Entonces contaba la sensación que empezó a tener en esos momentos. Empezó a entregarse al río, a dejarse llevar por el agotamiento que tenía de tanto tiempo que había pasado luchando contra esa fuerza de la naturaleza… Comentaba, y a mí me impresionó mucho oírlo, que llegó a no sentirse mal y a dejarse morir. Que por unos momentos acepto resignado que su destino acababa en esos momentos. La suerte estuvo con él y al final consiguió salvarse. Según iba viendo el documental me iba acordando de las sensaciones que había pasado aquella tarde de agosto y entendía perfectamente lo que esa persona estaba narrando. Entendía que quería decir cuando comentaba que se dejaba ir por el destino, que no se encontraba mal y que aceptaba lo que le iba a pasar. Joder se me puso la piel de gallina…

Pero sin duda lo que más me impresionó de aquel documental fue que en los títulos finales donde salían los nombres de los protagonistas y de los realizadores del documental, pusieron una foto del piragüista que había narrado esa experiencia tan fuerte y comentaban, en los subtítulos, que se había matado dos meses después de la grabación del documental en las mismas circunstancias… Me quedé unos minutos mirando al televisor alucinado por esa historia.

Viviste una época en el mediterráneo, ¿Cómo se vive el surf por allí?

Pues muy intensamente. Me sorprendió muchísimo ver cómo se vive el surf en el Mediterráneo. Hay mucha gente enganchada del surf y lo viven con mucha pasión. Es muy sufrido ser surfista en el Mediterráneo, pues dependes mucho del mar. La gente se mueve muchísimo en busca  de olas y demuestran una grandísima afición.

Durante mi estancia en Valencia vi sesiones muy buenas de olas. Recuerdo una semana entera con olas de metro a dos metros rompiendo cada día diferente. Y también recuerdo muchos días con una mar muy fuerte y peligrosa. Pero lo malo es la poca regularidad que tienen. En concreto el último invierno que he pasado por esas costas fue de los peores en los últimos 10 años… Por el contrario, hablando con mis amigos surfistas, este año está resultando muy bueno y han tenido muchos días que han podido entrar a coger olas.

La gente es muy amable y es difícil tener malos rollos en el agua. Yo he tenido sesiones de olas con más de 30 tíos en el agua y generalmente hay olas para todos. Pero lo que es una pasada es el clima y la temperatura del agua que hace la mayor parte del año. Yo tengo de haber entrado a finales de Octubre a pelo al agua. Es cierto que en invierno, sobre todo de Diciembre a Febrero, el agua está muy fría y que durante el verano hay muchas medusas, pero la sensación de poder tener muchos baños si traje o con una chaquetilla es la ostia sobre todo para nosotros, los del mar Cantábrico.

Hay olas mucha calidad, muchas de ellas de fondo de roca y he visto a surferos de mucho nivel por esas costas. 

Lo más bonito de mi experiencia en el Mediterráneo son los muchos y buenos amigos que me he dejado por allí.

 ¿Cómo ves como ves el mundo de Internet con relación al surf?

Alguien dijo: «Se acabó la revolución industrial. Vivimos una nueva revolución: la de la era de la información. Quienes dominen el acceso a la información, dominarán el mundo».

Pues como dice la frase anterior para mi Internet es una autentica revolución y el mundo del surf no puede dar la espalda a esta revolución. Quién diría, por los setenta, que uno pudiera tener tanta información a su alcance. Era impensable que pudiéramos tener los sistemas de comunicación que tenemos en la actualidad. Desde las predicciones de olas, hasta todo tipo de información escrita y audiovisual.

Todavía recuerdo como hacíamos nosotros las predicciones de cómo podría estar el mar: tablas de mareas para ver que coeficientes tenían las mareas y los horarios de las mareas alta o baja; partes meteorológicos de las noticias, generalmente las noticias de los telediarios o de la prensa escrita; sabiduría popular transmitida de generación en generación, como por ejemplo que si el sol es muy rojo durante la puesta de sol el día siguiente casi seguro que será muy ventoso; análisis de los fondos de las playas por medio de la observación pura y dura, que unido a las informaciones de las orientaciones del mar te permitían imaginar cómo podría estar el mar; y lo más importante, “La chimenea de Cristalería Española”, que buscábamos con ansiedad para saber la verdadera dirección e intensidad del viento ese día. 


Y esa agitación que nos entraba al subir la cuesta del parking de la playa de San Juan esperando encontrar esas olas alucinantes que te habías imaginado después de tantas cábalas sobre como estaría el mar ese día. Cuando éramos unos pardillos subienda a pata la cuesta y poniéndose de puntillas al final de la misma para ver lo primero posible el mar; y cuando ya teníamos coche, estirando el cuello como si quisiéramos ver el canalillo del escote de una mocina.

Esas sensaciones se han perdido con esto del Internet. Ahora ya puedes ver en pijama, cuando te levantas, como está el mar, que tamaño hay y como el día anterior te habías estudiado el Windguru ya sabes la dirección de las olas, el tamaño de las mismas y hasta “LA FRECUENCIA ENTRE ELLAS”. No me imagino por aquellos años hablando por teléfono con Sánchez diciéndole que hoy hay una frecuencia de 12…

Con esto no quiero echar contra las nuevas tecnologías. Pienso que es un adelanto muy grande y que el buen uso de ellas puede beneficiarnos a todos, y por supuesto, a mí también. Por eso, en mi lista de Favoritos tengo Windguru, FNMOC WW3:Europa y la página web del INSTITUTO NACIONAL DE METEOROLOGIA, además de una cantidad inmensa de blogs, foros y páginas de todo tipo relacionadas con mi principal afición: el SURF.

¿Qué tiene el surf que después de mas 30 años no lo has dejado?

Pues algo muy especial… Creo que es una droga de la que nos hacemos adictos y que nunca podremos dejar… Es cierto que con los años puedes ir entrando menos, cortándote más con los inviernos duros, perdiendo la seguridad para poder entrar al agua con olas grandes, pero hay algo dentro de nosotros que hace que tengamos que ir a la costa a ver como rompen las olas y que nos hace pasar horas mirando al mar sin que nos resulte algo pesado; que nos hace imaginar como surfearíamos esa ola que estamos viendo pensando en las sensaciones estaríamos sintiendo; que nos hace llenarnos de energía con el calor del sol y la frescura de la brisa del mar; y que nos hace seguir llegando a casa cansados y satisfechos después de una buena sesión de olas y de haber disfrutado de un día de playa con tus colegas… Es una droga que nos tiene enganchados por vida.

Un ejemplo que pongo es el de Carlos “El Escayolas”, que con sus casi 80 años (si no los tiene ya), aunque ya no entre al agua desde hace muchos años, siempre me lo encuentro con su bicicleta por el paseo mirando al mar y siempre me pregunta por la gente de nuestra época con una añoranza muy grande de aquellos momentos.

¿Qué relación tienes con toda aquella generación que empezasteis juntos?

Yo diría de cariño y un poco de nostalgia. La vida va pasando y cada uno lleva su camino. En nuestro caso han sido caminos un poco diferentes, sobre todo para los cuatro amigos que siempre estábamos juntos.

Sigo encontrándome en el paseo de la playa con Fran Sánchez. Todavía hay algún baño juntos, donde nos tiramos los trastos el uno al otro… «Tío vaya barriga que tienes, … pues anda que tu tiñéndote el pelo…» Pasamos unas risas y a veces repasamos historias del pasado.

También me veo con frecuencia con Juan Gil… Nos contamos un poco nuestras vidas y hablamos de cómo está el mar y las olas. Juan lleva muchos años sin meterse al agua y siempre surge algún comentario de ánimo para que vuelva a intentarlo… Lo cierto es que una vez que desconectas de entrar al agua es difícil volver a conectarte sobre todo cuando tenemos la edad que tenemos…

Y del que ahora se poco, pues vive por la zona de Arriondas, es de Arturo Márquez.

En mi caso mantengo mucha relación con Arturo Ramos (Pipeline para los amigos) que en su momento era uno de los pocos paiperos que había por nuestras playas. Paipero era el que surfeaba de rodillas y él pasó pronto de la tabla a el Paipo. En la época que trabajábamos en la playa se acopló a nosotros y siempre ha sido uno de los más entrañables amigos que he tenido. Con su furgoneta 4 L decorada por él mismo fue, en su momento, de lo más representativo de la playa de San Juan. Actualmente está alejado del surf, pero siempre se apunta a todas las fiestas que hacemos y deja alguna pincelada de sus experiencias de aquellos años. Somos grandes amigos y hacemos muchas cosas (viajes y movidas) juntos. 

Pipeline y Fran Sánchez en la playa de San Juan

Tengo mucha amistad y comparto muchos momentos de playa con Radamés Hurlé y Pilar, su mujer. Muchas veces quedamos para ir a la playa y entrar al agua.

También tengo algo de relación con Luis Javier, Baby, Severino y Julio Morán pues nos vemos por la playa y siempre hablamos de nuestras cosas.


Julio Morán en el verano de 1980

 A Carlos “El Escayolas” también me lo encuentro por el paseo viendo el mar.

Cada uno tiene su vida y el tiempo nos ha separado un poco a la mayoría de nosotros. Pero el surf y todos aquellos años es algo que siempre tendremos en común y que siempre hará que cuando nos veamos, disfrutemos de encontrarnos.

Por último Roberto con mas 30 años de experiencia ¿Qué consejos le darías a alguien que este empezando en esto del surfing?

Pues que sigan adelante con ello. El surf es al principio poco agradecido. Cuando vas a esquiar te pones los esquíes te explican cómo se hace la cuña y ya puedes bajar alguna pista. En el surf hay que vencer muchas cosas antes de poder correr una ola: saber subirse a la tabla, saber colocarse bien en ella, remar, pasar las olas, coger una ola, etc. Pero una vez que has superado todas estas cosas se abre para uno una infinidad de sensaciones, experiencias y vivencias que merecen mucho la pena… El Surf es algo alucinante y pronto entra a formar parte de tu vida… Yo les animo y les aliento a disfrutar del mar, de la naturaleza y de los momentos que compartes con tus colegas y tu gente. Si de algo estoy orgulloso en mi vida es de haber escogido el surf como mi principal afición.

Muchas gracias Roberto

Gracias a vosotros por acordaros de mí y por esta oportunidad de recordar esos momentos de mi pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

Entradas populares